Convertirse en «Changemakers”

02.10.2023

Convertirse en «Changemakers», profesionales del cambio, fue el audaz tema de la segunda edición de la Escuela de Verano Juntos por una Nueva África (T4NA) que tuvo lugar del 11 al 15 de septiembre de 2023.
140 participantes junto con sus tutores procedentes de catorce países africanos -Kenia, Burundi, Madagascar, Nigeria, Camerún, Togo, Burkina Faso, Mozambique, Uganda, Angola, Tanzania, República Democrática del Congo, Benín y Costa de Marfil- y cuatro países europeos: Italia, Portugal, España, Francia y Bélgica participaron en el programa de este año.
Sus diversas experiencias académicas y profesionales, así como sus antecedentes culturales, aportaron un valor añadido al programa, haciendo de estas jornadas un intercambio enriquecedor para cada participante, tanto individual como colectivamente.

Durante cinco días, los participantes intercambiaron y compartieron ideas sobre el liderazgo y el liderazgo colectivo (coliderazgo) a la luz de los valores y culturas africanos -como Ubuntu, Ujamaa, Palavar-, valores que promueven la unidad y la búsqueda del bien común, haciendo hincapié en la responsabilidad individual y de grupo.
Esta segunda edición de T4NA se inauguró con una idea de actualidad: pensar globalmente y actuar localmente, ofreciendo a los participantes la oportunidad de intercambiar ideas entre jóvenes africanos y europeos.
Según los organizadores, «los jóvenes debemos tener una visión global y multicultural del liderazgo en la sociedad globalizada en la que vivimos».
«La sociedad en el mundo globalizado de hoy nos enfrenta a retos globales y esto nos exige tener una mente abierta, pensar globalmente, mucho más allá de nuestro mundo inmediato pero, al mismo tiempo, ser muy concretos dando lo mejor de nosotros a nivel local. La concreción es un compromiso», dijo Regina, de Camerún.
Esta reunión fue posible gracias a la colaboración de T4NA con AFRESH (África y Europa en el Mismo Horizonte), un proyecto cofinanciado por la Comisión Europea y ejecutado por cinco asociaciones europeas y cinco africanas.

Tener la oportunidad de seguir las sesiones conjuntas en línea y al mismo tiempo estar presentes en los distintos países permitió a los participantes construir momentos de cohesión a nivel local, compartir sus experiencias y conocimientos, pero también profundizar en los problemas y retos de sus respectivas comunidades, para reflexionar juntos sobre cómo convertirse en agentes activos del cambio en sus propios contextos.
África es un continente de contradicciones. Es lógico que un continente que alberga cincuenta y cuatro países y 1.200 millones de personas sea también escenario de muchos acontecimientos contradictorios. A los grandes motores del cambio observados en la última década se suman retos muy serios.

Los jóvenes debatieron cuestiones importantes como el cambio climático y la seguridad alimentaria, y señalaron el hecho de que gran parte del continente sigue sumido en la deuda, agobiado por los conflictos y asediado por unas élites aferradas al poder.
Aunque el coste humano de la pandemia del coronavirus ha sido menos catastrófico de lo que muchos temían, su impacto económico ha socavado gran parte del crecimiento del continente en las dos últimas décadas, mientras que el impacto de la guerra de Ucrania en los precios de los alimentos y la energía sigue haciéndose sentir.
África es también la parte más joven del mundo y lo será durante mucho tiempo, según los expertos. En 2050, uno de cada cuatro habitantes de la Tierra será africano. Así que hay un gran número de jóvenes con muchas aspiraciones, gracias a otro elemento importante, que es el acceso a la tecnología.

Tantos jóvenes, quizá instruidos pero no satisfechos con su vida, ven las posibilidades, materiales y de otro tipo, de un nivel de vida en otras partes del mundo, y el tipo de demanda y expectativa de lo que algunas sociedades son capaces de ofrecer como oportunidades económicas, crea algunas tensiones.
Justus Mbae, antiguo vicerrector de la Universidad Católica de África Oriental, compartió sus puntos de vista sobre las limitaciones del sistema educativo, afirmando estar convencido de que los valores africanos deben integrarse en el currículo educativo, haciendo un llamamiento a todos los implicados en la educación «para que se replanteen los valores transmitidos, por nuestras familias. Porque una comunidad sana empieza en casa, en la familia».
Somda, de Burkina Faso, afirmó que su convicción es su compromiso: «la solución a los problemas de mi país, y de todo el continente, requiere una responsabilidad colectiva que no puede dejarse en manos de unos pocos».
Ghislaine Kahambu, responsable de NetOne en la República Democrática del Congo, una de las moderadoras del programa, dijo que apreciaba la sinergia constructiva entre todos los diferentes actores.
Esta Escuela de Verano da el puntapié inicial a un viaje de tres años a través del cual la cohorte tendrá mucho que compartir. El proyecto Juntos por una Nueva África está coordinado por la Universidad Sophia, en cooperación con socios como NetOne. Su objetivo es capacitar a los jóvenes líderes africanos para abordar los diversos retos de sus comunidades, a la luz de una cultura de la unidad, y forjar así el futuro de su continente.

Liliane Mugombozi

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